Relatos

Hernán Cortés de Azua

Como Hernán Cortés llegó a la Española en el mismo año de la campaña llevada a cabo por Ovando en Jaragua y Bahoruco, se vio involucrado en la misma.  Sigamos con Carlos Pereyra.

“… Esta operación militar contra salvajes que, según Las Casas, tenían las barrigas por broqueles, se confió a Diego Velásquez, de Cuellar, un obeso flemático.  Y como Cortés tomó parte en la campaña, recibió una encomienda de indios.  Lo más importante fue que se le diese la escribanía del Ayuntamiento de Azua, cargo que lo hacía personaje de influencia.  El colono lograba elevarse y prosperar, pero no enriquecía.  Pasaban los años, y cuando llevaba cinco de su desembarco, hizo balance poco lisonjero, las ilusiones con que salió de Medellín se había trocado en el tedio de la vida mediocre…”

Así, recorriendo otros documentos, veamos la situación de la colonia a la llegada de Cortés.  Ahora de Antonio del Monte y Tejada, copiamos este párrafo:

“… Presentaba en esta época la capital de la isla y las demás villas un desarrollo portentoso y rápido.  Todas se habían acrecentado en fábricas y enriquecídose con establecimientos agrícolas en sus alrededores; la población española llegaba a más de doce mil vecinos, porque de España refluían sin cesar naves del comercio que conducían pobladores, artífices y menestrales, entre los cuales vino por entonces Hernán Cortés, célebre conquistador de Méjico, muy recomendado al Comendador”.

“Se hallaba éste en Santiago, lugar que prefería a todos los demás de la isla, por su bella situación, salubridad del clima y excelencias de sus aguas, y con este motivo lo recibió el Secretario del Gobernador, F. Medina.  Cuando regresó el Comendador hizo a Cortés la más benévola acogida; lo hospedó en su propio palacio, y poco después le dio un repartimiento de indios con el oficio de escribano del Ayuntamiento de la Villa de Azua…”

Para que conozcamos mejor a este histórico personaje, veamos lo que nos dice José Luis Olazola en su obra titulada “Hernán Cortés, Crónica de un Imposible”.  En su capitulo primero titulado “El Escribano de Azua”:

“Cortés llegó a la isla de Santo Domingo por la Pascua Florida del 1504.  Traía una barba rala, como de adolescente, la color ceniciento, desvaída y, en general, ofrecía el aspecto de un muchacho triste que estuviera a punto de coger las viruelas.  Pese a ser membrudo y de buena estatura, como tenía pocas carnes daba la impresión de hombre frágil, con escasas condiciones para desenvolverse en el misterioso trópico de las Indias”.

“Se registro en el municipio de Santo Domingo como natural de Medellín, nacido en el 1485, hijo de Martín Cortés y de Catalina Pizarro.  El secretario del gobernador de la isla que se dedicaba a la usura, le tuvo que hacer un préstamo porque venía con lo puesto.  Después se supo que también traía un bulto con varios libros de leyes y uno de gramática.

De ahí nació la leyenda de que era bachiller por Salamanca, cuando en realidad apenas estuvo en la universidad dos años y sus estudios terminaron de mala gana por su afición al juego y a las mujeres.

Sin embargo, durante toda su vida habría de conservar pretensiones de gramático, complaciéndose en corregir todos los documentos que le presentaban a la firma los escribanos, en cuanto a las pocas leyes, que aprendió, se las ingeniaba para manejarlas con gran provecho”.

“… Hay quien cuenta que fue en Azua donde le dio por empezar a sonar y que su sueño más continuo era como lograr salir de la pobreza.

El gobernador Ovando, para que el joven extremeño pudiera cumplir sus propósitos e enmienda, le asignó una granjería… Durante aquellos años, Cortés mostró mucha afición a los cultivos y siempre andaba negociando semillas para que llegaran de España para intentar aclimatarlas a las humedades del trópico.

Retrato de Hernán Cortés
Dice Miguel Rojas Mix, en su obra “Hernán Cortés”

“… Una primera tentativa de partir a América en 1501, con Nicolás de Ovando, fracasó porque, enredado una noche en faldas ajenas, cayó con estrépito y sin gloria de la pared de un transcorral.. sólo la intervención de una vieja impidió que el bisoño burlador fuese atravesado por la enfurecida espada… y desde su lecho supo de la partida de la expedición de Ovando… En 1504 zarpó Cortés rumbo a América…”

“Entre los artistas de Nuremberg reinaba gran agitación”.

“Acababa de regresar de España uno de los suyos, el pintor Christoph Weiditz, y bajo el brazo traía una serie de dibujos con personajes extraordinarios…”  Yo lo vi” –informó Weiditz a los que estaban reunidos con él en la taberna de techo artesonado-.  “Lo ví y lo retraté: Es hombre de buena estatura y bien proporcionado, membrudo, cenceño y algo estevado, de rostro ceniciento y tristón, de barbas prietas, pocas y ralas.  Tiene una señal de cuchillo cerca de un bezo, que se cubre con las barbas, y que dicen que la recibió cuando andaba corriendo faldas.
Veíase buen jinete y diestro en todas las armas.  Además es gran conversador.  En todo daba señales de gran señor… se decía que era bachiller en letras y que era latino, porque cuando hablaba con letrados u hombres latinos respondía a lo que le decían en latín.  Era algo poeta, hacía coplas en metro y en prosa.  Hablaba en forma apacible y con muy buena retórica…”

Retrato Hablado de Hernán Cortés
Como nos narra el escritor Don Emilio Tejera de la obra de López Gomera en las (págs.296 y 297) Hernán Cortés fue de mediana estatura, algo bajo y lampiño, de poca barba, hombre alegre y vivo de ingenio, y amigo de mujeres.  Termina la cita.  Como podemos ver en el próximo gráfico de su retrato hecho por Chistopher Weiditz en 1528 en la obra (“Hernán Cortés escrita por Miguel R. Mix), se nota hombre gran fuerza aunque no tenía mucha estatura se denota su agilidad y la alegría en su rostro refleja la gran simpatía que este tenía entre las mujeres.  Su mirada pícara y su gesto de gran señor lo hicieron muy agraciado con el sexo opuesto.  Concluyo aquí la breve biografía de Hernán Cortés.

Hernán Cortés
Es necesario conocer de este personaje que se llamó Hernán Cortés.
Decimos esto porque antes de su fundación, cuando aún era el caserío indígena, estuvieron allí en misiones oficiales, los protagonistas de acontecimientos importantes:  En el 1498 todos los tripulantes de las dos carabelas enviadas por Diego Colón y Roldán.  En el 1499 otras dos carabelas, y allí en la capitana estaba el almirante Cristóbal Colón; por tierra llegó Roldán con varios de sus seguidores.

En 1502, allí se refugió Cristóbal Colón y se protegió del huracán.  Y en 1503, Diego Méndez conversó con el Comendador Gallego que allí con los indios vivía.

Para el año en que nos encontraremos de 1504 vemos la fundación –Gobierno- por el capitán Diego Velásquez.

Ahora aparece la figura de Hernán Cortés, personaje conocido por todos los historiadores dominicanos como el “Escribano de Azua”.

Para conocer algo de su vida, vamos a iniciarlo con su biógrafo Francisco López de Gomera, luego tomaremos algunos apuntes de otros escritorios para completar el conocimiento.

Francisco López Gomera estuvo al servicio como Capellán durante varios años del Escribano Hernán Cortés, por esta razón tuvo la oportunidad de estar cerca de él y oír de los labios del propio Hernán Cortés su vida por lo que corroboró al escritor Ramiro Matos González en el su tan atinado comentario respecto a quien mejor que él para narrarnos su vida.

A continuación el relato:
“Nació Hernán Cortés en Medellín, de Extremadura, el año de 1485, siendo sus padres Martín Cortés de Monroy y Catalina Pizarro de Altamirano; ambos en cuanto al linaje nobles, o hidalgos, que llaman los españoles, como quien dice itálicos, esto es, que gozan del derecho itálico.

Las familias de Cortés, Monroy, Pizarro y Altamirano son ilustres, antiguas y honradas”.

“Martín, aunque fue capitán de cincuenta caballos ligeros de guerra que gobernando los reyes Don Fernando y Doña Isabel sostuvo Alonso de Cárdenas… Se distinguió no obstante toda su vida por su piedad y religión.  El niño recibió de sus padres, en su misma casa, una educación noble y cristiana”.

“Enviado a Salamanca a los catorce años de edad para que estudiase, pasó dos años aprendiendo gramática… tanto por aborrecimiento al estudio, como por aspirar a casas más altas, salió de allí y se volvió a su casa.  Llevaron muy a mal sus padres aquel paso, pues por ser hijo único cifraban en él todas sus esperanzas y deseaban que se dedicare al estudio de la jurisprudencia; era el mazo de fácil ingenio, de elevación de ánimo superior a sus años…”.

“… Fijose por último en la resolución de pasar a  indias a cuya conquista y población acudían entonces en tropel los españoles… por el tiempo en que Cortés dejó sus estudios y se volvió a Medellín, estaba en Cáceres Nicolás de Ovando.  Por mandato y a costa de los reyes católicos apostaba una armada de treinta naves, la mayor parte de las carabelas, para ir a La Española con el empleo de presidente y gobernador.

Con este capitán debía marchar Cortés lo mismo que otros muchos nobles españoles; pero en el intermedio, andando una vez por tejados ajenos (pues tenía amores con una joven), cayó de una pared ruidosa.

Poco faltó para que así medio enterrado como estaba le atravesara un vecino con su espada, si no fuera porque saliendo una vieja de su casa, en cuya puerta vino a chocar con estrépito el broquel que Cortés llevaba, detuvo a su yerno, que también había acudido al mismo ruido, rogándole que no hubiese a aquel hombre hasta saber quien fuese.

De suerte que a aquella vieja debió Cortés su salvación en este primer lance”.  “De este accidente el resultó una larga enfermedad, a que luego vinieron a agregarse unas cuartanas, que le fatigaron mucho y por largo tiempo.

A causa de esta indisposición no puedo ir con Ovando; y a los diecinueve años de edad, es decir, en el 1504.

Pasó a Sevilla donde por entonces iba a darse a la vela para la isla Española una nave mercante de que era capitán Alonso Quintero, de palos.  En Elia, después de pedir a Dios feliz viaje, se embarcó… Luego de algunos percances en la embarcación, los cuales fueron solucionados, continuaron su navegación; pero veamos lo que nos sigue diciendo Gómara, en el momento de la llegada a la Española.

“Mientras echaban anclas y aseguraban el navío con las amarras, Medina, secretario de Ovando y amigo de Cortés, luego que supo de arribo de la nave de Chuntero, saltó en un esquife para ir al encuentro del amigo cuya feliz llegada le llenaba de placer.

Luego Medina, pasadas las mutuas felicitaciones, lo que a su juicio parecía más importante para Cortés, a saber, que en llegando a la ciudad de Santo Domingo, situada a la embocadura del río Ozama, donde estaba también el puerto, luego que saliera de la lancha, fuera a sentarse por vecino, pues de no hacerlo, no tendría derecho a los privilegios de tal, ni a las mercedes de conquistador; cuando, por otra parte, sí entraba en un número de los vecinos, obtendría fácilmente un campo y un solar en la ciudad donde pudiera labrar su casa, con certeza de ser pronto señor de algunos indios; por lo demás, pasados cinco años, durante los cuales debía permanecer precisamente en la isla, dando fiadores de no salir de ella sin licencia del gobernador, quedando Cortés, dueño de su voluntad y libre para vender y cambiar a su gusto cuanto tuviera, e irse donde creyera conveniente.  A lo que respondió Cortés “ni en esta isla, ni en ninguna otra de este nuevo mundo, quiero ni pienso estar tanto tiempo; por lo mismo no que quedaré ni con semejantes condiciones”, cuya respuesta tuvo a mal Medina.

Cortés, sin esperar la llegada del gobernador, se dispuso para ir, con los criados que habría traído de España, a sacar oro, abundantísimo en aquella isla.  Cuando llegó la nave de Quintero estaba ausente Nicolás de Ovando, más luego que volvió hizo llamar a Cortés, y después de haberse informado de las noticias de España, le asentó por vecino.

Al tiempo de la llegada de Cortés a la Española vivían los indios pacíficamente, pero poco después los de Bahoruco Aniguayagua, Higuey y otros, se alzaron contra los españoles.

Ovando les declaró guerra…reunió soldados, formó un ejército… y los sujetó.

Cortés, sin conocimiento ni práctica de la guerra hasta entonces ejecutó en esta campaña muchos y muy notables hechos de armas, dando ya anuncios de su futuro; lo cual bastó para que desde entonces lo apreciase el jefe, y tuviera un lugar distinguido entre los soldados.

Según era uso, los indios con sus tierras fueron repartidos a los españoles.  Dieronle los suyos a Cortés, señalándole un campo que pudiera sembrar y cultivar; esta fue la primera recompensa de su valor.  Arregladas a su gusto las cosas de la provincia, despachó Ovando el ejército a cuarteles de invierno, y él también volvió triunfante a la ciudad.

Don Emilio Tejera nos remite a las páginas 296 y 297 de otra obra de López Gómera, aquí vemos más claro este reparto que le fue hecho a Hernán Cortés, veamos: “desde a poco le fue a la guerra que hacía Diego Velásquez en Aniguaiagua, Buacaiarina, otras provincias que aún no estaban pacíficas.

Diole Ovando ciertos indios en tierras del Daiguao, la escribanía del Ayuntamiento de Azua, una villa que fundara, donde vivió cortés cinco años o seis años, se dio a grangerias.   Quiso en este medio tiempo pasar a Veragua….

Con Diego de Nicuesa; no pudo, por una postema que se le hizo en la corva derecha, la cual le dio la vida, a lo menos le quitó de muchos trabajos; peligros que pasaron los que allí fueron, según en la historia contamos.

Escribiremos más sobre la vida del escribano Hernán Cortés ahora narraremos los pasos que tuvo que dar para poder radicar en la villa de Azua.